El Kily González se anima a la "guerra deportiva" con Unión y a pelearles a los equipos grandes con 10.000.000 de dólares

El entrenador buscaba de dónde sacar fuerzas. Se sentía solo desde lo estructural, abrumado por los problemas, las ventas y la falta de respuestas dirigenciales, pero al mismo tiempo acompañado por un grupo de jugadores que le demostraron que darían la vida por el grupo. Masticó bronca y el plantel lo convenció para no renunciar en el viaje de regreso de Avellaneda a Santa Fe, pero el clic se lo dio un cartelito que una niña tatengue le dejó pegado en la puerta de su domicilio: "Kily no te vayas".

Kily es Cristian González, el zurdo que hizo carrera en Rosario Central, Boca, el fútbol europeo y la selección, un fiel exponente de una energía desbordante por la banda del estilo de Marcelo Bielsa. Siempre jugando con el cuchillo entre los dientes, sin escatimar ni un gramo de esfuerzo. Como DT es igual. Hace unos meses, se puso a correr en paralelo a la línea de cal, acompañando el pique de un volante suyo. No era una final, pero él lo vivió como tal. Así es en cada partido. En un mes cumplirá 50 años, y luego de dar sus primeros pasos como entrenador en el Canalla, se siente querido en Unión, al que llegó para cicatrizar heridas que había generado la salida del Gallego Méndez a Vélez.

Se siente valorado. "Ese pedido 'Kily no te vayas' me genera emoción y felicidad. Este momento quiero disfrutarlo, en algún momento la gente estuvo enojada conmigo y la entiendo. Hoy creo que la situación es muy diferente. Mi equipo es valiente, se atreve, se anima a jugar, no tiene miedo al error y tiene una fortaleza que contagia", reconoció el técnico luego del triunfo ante su querido Rosario Central por 1-0 de este miércoles, por la 8ª fecha de la Liga Profesional.

Es una buena síntesis de la imagen que da hoy Unión en el campeonato argentino. No mereció perder con Racing, hizo un cambio ofensivo y le empató con diez jugadores a la Academia, pero se fue con las manos vacías de Avellaneda. A las pocas horas, hizo el mismo cambio ofensivo contra Rosario Central, pasó del 5-3-2 al 4-3-3 (sacó al líbero Torrén para jugar con tres delanteros) y tuvo premio con el golazo de Mauro Pittón, desde afuera del área. El corazón lo aplicó para atacar y también para defender, porque sobre el final el arquero Thiago Cardozo le desvió un penal a Enzo Copetti.

Unos días antes estuvo a punto de renunciar porque se sentía impotente, ya que el club había perdido dos futbolistas titulares (el lateral Federico Vera y el delantero Mauro Luna Diale) y, como sigue inhibido, no puede realizar incorporaciones. Después de la derrota ante Racing, en Avellaneda, lo convencieron los futbolistas. "Yo no renuncié en el vestuario en ningún momento, el día posterior hablé con los chicos y recibí el honor y el orgullo de ellos de respaldarme a muerte", dijo y reconoció lo que le molesta la 'inhibición': "Seguimos con esa palabra que me da bronca decirla. Tengo fe que se va a solucionar, más allá de que no hay muchos jugadores en el mercado. A mí no me gusta traer por traer, insisto en querer jerarquizar el plantel, pero el que venga sabe que tiene que ponerse el overol y nadie tiene el puesto asegurado. Esta mañana (por el miércoles) los comprometí a todos, les pregunté si estaban preparados para la 'guerra deportiva', nos miramos a los ojos y fue muy buena la respuesta".

El golazo de Pittón y el penal atajado por Cardozo

La 'guerra deportiva' tiene que ver con que el plantel que fue titular ante Rosario Central está valuado (según la página Transfermarket) en 10.300.000 de dólares. Lo que por ahí clubes como Boca, River y Racing gastan en refuerzos en un solo mercado de pases equivale al valor de mercado del equipo titular de Unión. Como ya se le había ido Kevin Zenón a Boca, ahora emigraron el lateral derecho Federico Vera a Independiente, y Luna Diale a FC Akhmat, de la liga premier de Rusia. En la actualidad, el jugador más cotizado (por proyección) es suplente porque todavía es un joven: Jerónimo Domina, de 18 años (US$3.800.000). El podio lo completan Joaquín Mosqueira, volante central de 20 años con buenas condiciones y remates de media distancia (US$2.700.000) y Gonzalo Toro Morales, excentrodelantero de Boca de 21 años, zurdo y potente (2.150.000).

Está claro que las armas de un Unión que se anima a pelear arriba pese a todo (está segundo en la Liga Profesional, detrás del líder Huracán, con 5 triunfos, 2 empates y 1 derrota; y marcha 8° en la tabla general, en posición de Copa Sudamericana) no son iguales como las que puede contar Gustavo Costas en la Academia, Diego Martínez en Boca o la billetera que tendrá ahora Marcelo Gallardo para seguir incorporando en River. "El compromiso que tengo con mis jugadores me da la fortaleza para seguir. Como entrenador me siento orgulloso de los jugadores que tengo. Obvio quería que se queden todos, pero se han ido dos jugadores titulares y hoy estamos a un punto del puntero", dijo el Kily.

Lautaro Vargas, lateral derecho de 19 años que apareció para suplantar a Vera, el 24 de julio pasado acaba de firmar su primer contrato con el club hasta el 31 de diciembre de 2026. "Parece que tuviera 100 partidos y no seis o siete", lo elogia el Kily; Franco Pardo, defensor central que ante Central metió una corajeada de área a área que levantó a la gente, firmó el 12 de julio hasta diciembre de 2027, luego de que el club santafecino adquiriera el 50% de sus derechos económicos: "Tiene hambre de gloria".

Los futbolistas con más experiencia en primera son Miguel Torrén (35), el capitán Claudio Corvalán (35), los hermanos Pittón (Bruno -31- y Mauro -29-), y los delanteros que por ahora son titulares, Adrián Balboa (30) y Nicolás Orsini (29). Lucas Gamba (37), quien había gestado esa recordada supla con Norberto Soldano de la mano de Madelón, surge como recambio.

Ahora al Unión del Kily González se le viene un River que espera por la asunción de Marcelo Gallardo. El DT no baja la guardia ni se pone colorado: "Sea River, Boca o el que venga, jugaremos a lo que jugamos nosotros. Con todo el respeto que River me merece, no me quita la forma de jugar. Intentaremos superarlo con nuestras armas y ganar el partido. Cada partido, para nosotros, es una final. Y buscamos superar al rival asumiendo riesgos, jugando mano a mano, presionamos arriba y vamos por todo", dijo el entrenador que –cada vez que jugó contra un equipo poderoso- demostró coherencia entre el mensaje y la actitud reflejada luego en el partido por su equipo. Así como una niña le ofrece su corazón, él hace lo mismo con sus jugadores y media ciudad de Santa Fe.

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