19/04/2025 20:27
Reivindicación es la palabra que mejor resume la primera jornada de la quinta edición del Ultra Buenos Aires. Hubo un tiempo, allá por los 2000, en el que Buenos Aires era un punto importante en el mapa de la música electrónica. Durante más de una década los festivales dedicados al género agotaron localidades y atrajeron a los máximos referentes mundiales, que se encontraron con un público devoto que festejaba cada segmento de sus sets, desde sus hits radiales hasta sus mezclas más osadas. Año tras año, la necesidad de bailar hasta el amanecer como vía de escape se hacía cada vez mayor.
En ese contexto apareció el festival Ultra, creado en Miami en 1999 y que llegó a Buenos Aires en 2012. Por fin había un evento que dejaba conformes a quienes querían estar de rave toda la noche y a los fanáticos de la electrónica, que conocen al detalle a cada uno de los artistas de la escena. A lo largo de cuatro ediciones, por sus escenarios pasaron nombres como Justice -que concretaron apenas hace un par de semanas su tercera visita al país-, Tiësto, Steve Aoki, Avicii y Armin van Buuren.
En 2016, la tragedia de Time Warp terminó con el auge de los festivales de música electrónica. A partir de ese momento, pandemia mediante, los DJ empezaron a venir a cuentagotas, en fiestas más pequeñas, en formatos similares al de un concierto o como números especiales en megafestivales pop. La audiencia más fiel, esa que vive la experiencia con una profundidad más intensa que la de aquellos que solo quieren pasar un buen rato, quedó relegada.
Tuvieron que pasar diez años para que se dieran las condiciones para el regreso del Ultra, pero la espera rindió sus frutos. Distribuidos en cuatro escenarios, un line up de lujo para todos los gustos -desde el deep house de Black Coffee hasta el techno melódico de MRAK- puso a bailar a las más de 40 mil personas que se concentraron en el Parque de la Ciudad, donde los esqueletos metálicos de los juegos del antiguo Interama fueron el paisaje perfecto para una larga fiesta que empezó cerca del atardecer y terminó pasada la medianoche.
Fue justamente el escenario del extinto parque de diversiones el que potenció la experiencia del festival. La Torre Espacial recibía en todo momento descargas de luces del Main Stage y su presencia era tan imponente que hasta su imagen aparecía en una de las remeras del merchandising oficial, cuyo stand se instaló debajo de uno de los juegos abandonados.
En el centro de la montaña rusa se ubicó el escenario Resistance, que tenía una estructura que se mimetizaba con los rieles retorcidos y oxidados. La atmósfera no podía ser más industrial, como si un pedazo de Detroit, cuna del techno, se hubiera instalado en el corazón de Villa Soldati. Allí se destacaron el show de laser del Korolova y el back-to-back (B2B) de Colyn e Innellea, uno de los sets conjuntos más festejados en una fecha donde se dieron varias colaboraciones, entre ellas la de Hot Since 82 y Adam Ten. Los DJ, en lugar de enfrentarse como los raperos, se desafían compartiendo la misma bandeja y tirándose pistas entre ellos para lograr una presentación explosiva. Al final de la noche, la ucraniana Miss Monique cerró con una selección de temas latinos remixados que provocó una conexión instantánea con el público local, que incluso subió al tablado para hacerle compañía.
Ambiente de feria
Las carpas de los patrocinadores alrededor de las viejas atracciones también ayudaron a generar un inexorable ambiente de feria, con la diferencia de que en cada espacio, en lugar de una kermés, había alguien pasando música. En todo momento había alguna propuesta para sacudir el cuerpo: no había ninguna excusa para escaparse. En uno de esos espacios se presentó La Cintia, la DJ cordobesa que abrió la última edición del Lollapalooza. "Esto es como un parque de diversiones para mí", cuenta entusiasmada. "La escena electrónica hoy tiene más visibilidad, pero siempre fue enorme", advierte.
En esa misma línea, Mariano Mellino afirma que "en un par de años Argentina va a tener exponentes muy grandes representándonos a nivel mundial". El máximo referente local del progressive house tuvo su consagración festivalera al cerrar el escenario Resistance2 con un espectáculo envolvente e hipnótico. "Es un hito para un artista argentino cerrar un festival así. Ojalá que sea el camino para muchos artistas de acá que vienen haciendo un gran trabajo".
En el Main Stage, Wade desplegó un show incendiario que dejó la energía a punto de caramelo para recibir a Afrojack, casi un número fijo del Ultra (fue su tercera participación), con un house que produce vibraciones hasta la médula. Su propuesta es claramente más accesible y así lo vivieron los asistentes, que corearon sus canciones como si estuvieran en el recital de su ídolo pop.
Martin Garrix fue sin dudas el plato fuerte de la noche. Con arengas, una batería de recursos escénicos y su EDM apto para la FM se ganó a todos, especialmente cuando sonaron sus más grandes éxitos de alta rotación radial. Por supuesto, no faltó "Scared To Be Lonely", el hit que grabó con Dua Lipa en 2017 y que funcionó como la previa ideal para el regreso de la cantante albano británica a la Argentina en noviembre.
"Estoy súper nervioso porque cerrar el escenario principal no es usual para los artistas techno", confiesa Boris Brejcha a LA NACIÓNantes de salir a escena. Su elección como headliner fue arriesgada, pero acertada, no solo por el gran momento que está atravesando el DJ alemán en la actualidad, sino porque así el Ultra le demostró a los fans más acérrimos de la música electrónica que el festival se hizo especialmente para ellos. Boris vino innumerables veces a Buenos Aires y conoce bien al público argentino. "Me encanta porque tienen tanto fuego… Podría tocar ocho o diez horas y todos seguirán ahí bailando. Me encanta esa vibra", dice el productor que revolucionó el techno minimalista y que viste una máscara del carnaval de Venecia en cada una de sus presentaciones.
El barro que dejó la lluvia del jueves no detuvo a las miles de almas que se congregaron un día después en el sur de la ciudad para disfrutar de un festival que llevaba diez años de ausencia. Este sábado la fiesta seguirá con Anyma, Adam Beyer, Artbat y Axwell, entre otros. Después del golpe, es posible que la sociedad haya madurado y ya esté lista para volver a vivir este tipo de eventos. Es momento de disfrutarlo a pleno.