Asomaba como una joya y River fue su casa, pero malas decisiones cambiaron su rumbo: "Todos los días extraño esa vida"

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Leandro Depetris fue la gran aparición antes de Lionel Messi. Estuvo en River y a los 11 lo fichó el Milán. Hoy enseña italiano en su San Vicente natal.

Se arrepiente de no haber tenido lucidez cuando apenas era un adolescente y se corría la voz sobre su talento extraordinario. Se arrepiente, también, de haber tomado malas decisiones y está seguro (segurísimo), de que si entonces lo hubiesen escuchado hoy, a sus 36, seguiría jugando. Vivió tres años en River y conoció el Milan y la Juventus, pero asegura que no hay en el mundo un club de la magnitud del Millonario. A los 11 lo apodaron "la joya" o "el fenómeno". Hoy es DT de infantiles en Brown de San Vicente y profesor del idioma Italiano allí, en su ciudad natal. Se llama Leandro Depetris y, aún después de todo, aclara su garganta en medio de emociones para decir: "Tuve una vida maravillosa".

"Mi vida arrancó a los 11 años poniéndome en un avión… ¡11 años! En un avión para volar 15.000 kilómetros de San Vicente a Milán. Ahora que tengo casi 40 años, cuando me pongo a pensar la vida que pasé junto al deporte, en los lugares donde viví y la gente que conocí, dejando de lado lo económico, digo: 'Bueno, es verdad lo que me dicen mis amigos más cercanos: tuve una vida divina, maravillosa'".

De aquel momento en el que, pese a ser un año menor que Lionel Messi, en el interior el gran nombre que emergía de la cantera del fútbol argentino era el de Leandro Depetris, quedó una gran nostalgia, pero también mucho aprendizaje sobre tomar decisiones, sobre entender las oportunidades y sobre las expectativas propias, pero sobre todo de los demás. Su historia pasó hace 20 años, pero sigue vigente en las apariciones de futbolistas que rápidamente afrontan un sistema muchas veces salvaje. La de Leandro es la historia del fenómeno que no pudo.

Leandro Depetris fue un futbolista que impactó con su talento en infantiles. Pasó por River y el Milan, entre otros, pero no pudo despegar.

¿No estás harto de que siempre te pregunten sobre lo mismo?

– Cuando era más niño sí, la verdad ya me había hinchado, pero ahora, más maduro, si se aborda esta historia con gentileza como lo hicieron desde La Página Millonaria no me molesta.

¿Cómo fue tu tiempo en River?

Fueron buenísimos aquellos tiempos, la verdad es que River fue mi casa durante tres años. Me instalé en la pensión del club cuando recién había cumplido 14 años, en edad de novena de AFA. Me mudé de San Vicente a Buenos Aires para empezar la pretemporada con River en enero del 2001 y fueron tres años viviendo una experiencia maravillosa en donde me han brindado muchísimo cariño, me han alimentado muy bien y también tuve el privilegio de poder ir al colegio de River. Después, antes de comenzar la pretemporada de sexta decidí irme a Italia. Con esto quiero llegar a que tuve la posibilidad y el privilegio de ver otras cosas, en un país maravilloso como Italia, en otro continente y siempre digo y sostengo hasta el día de hoy que no hay en el mundo una institución como River Plate.

¿Cómo llegaste a River y cómo es llegar un club así para un chico del interior?

– Tal vez mi situación no fue tan normal o parecida a la que viven los chicos de 13/14 años cuando llegan a la pensión. Yo venía con esos famosos dos o tres años viajando a Milán, que empezaron cuando tenía 11 y a los13, por varios motivos se decidió que no continúe allá, tenía que seguir con mi vida y con mi pequeña carrera futbolística, y entre mi representante en aquella época, Sebastián, que hoy en día es mi íntimo amigo, y mis padres, tenía que decidir dónde seguía mi carrera a esa edad, se puso en la balanza a River y Boca, teníamos la posibilidad de ambos clubes, también Newell's, donde ya habpia jugado, pero bueno, entre todos se inclinaron por River por todo lo que abarca para un chico: una pensión maravillosa, un Instituto modelo y el barrio de Núñez, que para un chico del interior no tiene comparación a otro barrio en Buenos Aires. Nosotros prácticamente no salíamos del club porque comíamos, dormíamos, entrenábamos, íbamos al colegio ahí adentro porque River es una ciudad y la verdad que para los padres del interior que dejan a su hijo ahí es garantía de que van a estar seguros, así que por la decisión de mis padres y de Sebastián es que llegué a River.

Leandro Depetris en su época de juvenil en River.

¿Qué te dejó River?

Muchísimo. Me fui de casa, estaba a 600 kilómetros de mi casa de Santa Fe, viví tres años en la pensión con otros 70 chicos, fui al colegio, jugué en novena, octava y séptima y es algo especial. He aprendido mucho futbolísticamente con los entrenadores que he tenido y bueno… cuando cumplí 16 años tenía siempre el grato recuerdo de Italia y la espina de que no me había podido quedar en Milán y la verdad es que el que más ganas tenía de irse, y no por River, sino porque quería volver a Europa, era yo. Insistí mucho y bueno, tal vez salí de una manera no tan linda y después de varios meses de idas y vueltas con el transfer pude reiniciar mi vida futbolística en Italia.

Leandro Depetris en su tiempo de infantiles del Milan de Italia.

¿Por qué le das a River esa dimensión?

– Porque me tocó vivir en Italia, he conocido la vida de Milán, de Juventus y esos equipos que son grosos, grosos, para un niño adolescente, para la formación no están organizados como lo está River, y eso que yo no voy al club desde 2005, hace 20 años, hoy es un monstruo, más aún. La pensión de River es un hotel de 80 chicos aproximadamente. Después tiene el colegio debajo de las tribunas, o sea: un niño no tiene que salir de River. El Milan no tiene eso; la Juventus, tampoco. Que dentro de un predio tenga una pensión para 80 jugadores, que a media cuadra dentro del mismo complejo tenga escuela primaria, escuela secundaria, jardín de infantes, escuela terciaria, o sea, no existe en el mundo.

¿Con qué jugadores de esos que llegaron coincidiste?

– Bueno, yo soy Categoría 88, así que estuve con Diego Buonanotte, con José San Román y Darío Sand, que todavía está jugando, con los tres teníamos una relación muy apegada, muy cercana.

¿Sentís que sobre vos hubo una expectativa desmesurada?

(Piensa mucho la respuesta, duda si decir o no) Y… ahora cuando escuches lo que yo digo… (resopla) Yo jugaba realmente… o sea, yo creaba esa expectativa, era difícil no crearse esa expectativa, pero bueno, después pasaron un montón de cosas cuando yo vine, a medida que fueron pasando los años, pero yo cuando tenía 11 o 12 años… la verdad que me cuesta decirlo a mí, pero sobre tu pregunta digo que era muy difícil que si alguien venía a verme jugar al fútbol, no se cree cierta expectativa o que dijese 'este pibe va a jugar', porque…

¿Creés que esa expectativa terminó perjudicándote? Te pregunto cómo jugó en vos lo que los demás decían de vos porque no es normal que un chico de 11, 12 años sea tapa del diario deportivo más leído de un país.

– Sí, no, no te voy a negar, fue una una presión. Sí, fue una presión, una mochila que yo he llevado casi toda mi vida. Fue una presión que no la he sabido gestionar, tampoco me he dejado ayudar por profesionales, pero sí ha sido una presión y una mochila que la he cargado toda la vida, aunque mis expectativas eran las mismas que la de la gente, no te voy a negar: a mí me hubiese gustado jugar 15 años en la Primera del Milan.

¿Y por que no pudiste?

– No pude porque… jeje, a medida que pasaron los años seguramente ya no jugaba más extraordinariamente como jugaba cuando tenía 11 o 12 años, pero sinceramente a esa pregunta siento que no la puedo responder…porque no sé por qué dejé de hacer la diferencia que hacía cuando tenía 11 o 12 años…

Te quedaste pensando en esa pregunta…

– Y, sí, porque tal vez mi cabeza no estuvo preparada, el físico no lo preparé tampoco, no di con los profesionales adecuados, en vez de quedarme en River me apuré y me fui a Brescia cuando tenía 15/16 años… no sé… tampoco lo voy a saber… Es muy loco. La pregunta que vos me haces eeeh… jej, esa gente que creaba todas esas expectativas tampoco encuentra respuestas… no podía fallar y falló, ¿entendés? ¡No podía fallar! Pero falló (repite). Y no sé si está bien que diga todo esto, pero si no te cantase la posta sería aburrida esta charla…

En el año 2000, Leandro Depetris llegó a ser la tapa del diario deportivo Olé. Entonces tenía 11 años y había sido recientemente fichado por el Milan de Italia.

Es interesante lo que decís y cómo lo decís. De alguna manera relaciono tu historia con la de Claudio Diablito Echeverri, jugador cuestionado por su decisión de irse de River en un momento en el que tal vez para muchos, incluido Marcelo Gallardo, se apresuró…

– Sí, claro, lo que pasa es que a él vinieron y le pusieron ¡40 palos! … Por eso se está yendo.

Basado en tu experiencia, ¿qué pensás al respecto? ¿A los pibes hay que hacerlos jugar o hay que esperarlos?

– Y… los pibes… qué se yo. Mirá, te pongo un caso cercano: Agüero tenía 15 años y la rompía toda. Yo jugué siempre en contra de Agüero porque Sergio es 88. Yo jugaba para la 88 de River y él para la de Independiente, y Sergio la rompía toda y a los 15 años lo mandaron adentro y fue un fenómeno. Y el Pipa Higuaín, con quien compartía el aula en River porque fuimos al colegio juntos, a los 18 años también lo mandaron adentro y se fue al Real Madrid, y Gago lo mismo y Falcao lo mismo. A los pibes, si son cracks, hay que tirarlos, ¿o vas a esperar que tenga 25? Mi opinión es que si un chico tiene 16, 17, 18 y la rompe toda, ¿qué vas a esperar? Esos se ponen solos. Lo que sí, el fútbol argentino es muy difícil, corren mucho, pegan mucho, a los habilidosos los maltratan mucho. Yo creo que a Echeverri le va a ir mejor en Europa que acá.

Claudio Diablito Echeverri se irá de River y se sumará al Manchester City.

¿Cómo repercute en vos que tu historia se enfoque desde 'el chico que pintaba y no pudo'?

– Uff… sí, no sé. No he leído todo lo que han puesto de mí, mi historia se distorsiona bastante, pero lo que pasa… la verdad es que el título es ese… Arrancamos hablando de las expectativas de la gente y vamos al grano: mi caso fue comparado con el de Messi. Primero me voy yo a Milan, porque el Milan me lleva a mí y al año siguiente el Barcelona se lleva a Messi, todo fue por esa época, y futbolísticamente hablando no sé cuántas diferencias había en aquella época entre él y yo.Después Messi terminó siendo un extraterrestre y yo me gano la vida haciendo otras cosas, entonces el título es ese… el título es ese.

¿Vos qué título le pondrías a tu historia?

– No, es que mi historia… mi historia… Yo por ejemplo cuando me junto con Sebastián, mi mejor amigo, siempre cuando charlamos me termina diciendo lo mismo. Me dice: 'Enano, qué vida espectacular que tuviste, ¿no?' Y en realidad yo en mis años de fútbol a veces lo padecía, porque tal vez no tenía los resultados que tanto la gente esperaba y no gente tan lejana, ¿eh? gente cercana, inclusive de la familia, o sobre todo de la familia, y entonces como que no lo disfrutaba, lo padecía, trataba de irme lejos, trataba de irme lejos…(repite) Y ahora que tengo casi 40 años y me pongo a pensar en la vida que pasé junto al deporte, en los lugares donde viví, la gente que conocí y digo 'bueno, es verdad lo que me dice Sebastián o lo que me dicen mis amigos más cercanos… Tuve una vida divina, maravillosa'. Dejemos de lado lo económico, pero mi vida arrancó a los 11 años poniéndome en un avión… ¡11 años! En un avión a 15.000 kilómetros…

Leandro Depetris en Milán con Luigi Sala, Roberto Ayala y José Chamot.

¿Quién te vio en San Vicente para mandarte a Milán?

– Bueno, cerca de San Vicente hay una ciudad que se llama San Jorge, una ciudad importante, donde vive un campeón del mundo con el Estudiantes de Bilardo, que se llama Marcos Conigliaro, que fue un N°9 de aquella época y bueno, él por las vueltas de la vida estaba en San Jorge siendo técnico y bueno, yo vivo a 40/50 kilómetros de ahí, me vio lo que hacía yo, se comunicó con Sebastián, que estaba iniciando con la carrera de la representación, le habló y le dijo 'acá en Santa Fe, en San Vicente, hay un pibe que juega extraordinariamente al fútbol. El único tema es que tiene 10 años…', y bueno, era raro porque en ese entonces ¿qué vas a hacer con un pibe de 10 años? Y bueno, pero Marcos insistió, le dijo 'tenés que venir a verlo porque es extraordinario, yo nunca vi', ¡se lo decía un campeón del mundo! Entonces Sebastián cayó a San Vicente con dos socios que tenía y bueno, han hablado con mis padres, y ellos ya llegaron con la propuesta del Milan porque ellos ya tenían un socio en Italia, Danielle Martinelli, que a su vez era íntimo de Franco Baresi, que en esa época era el presidente del sector juvenil del Milan, entonces le mandaron los videos a Baresi y así comenzó todo, en octubre del 99.

¿Y cómo siguió?

– Y bueno, en octubre del 99 el Milan me invita a mí y a toda mi familia a Milán y nos quedamos 20 días. Así inició todo. Ahí yo no me daba mucha cuenta de lo que pasaba, pero la verdad es que nosotros salimos de San Vicente y 15 horas después estábamos en Milán… jajaja

Leandro Depetris. Lo llamaban "el fenómeno".

¿Cómo te acompañaron tus viejos?

– Bueno, ellos siempre me acompañaron y la verdad es que no me tuvieron que bajar a tierra porque yo siempre fui bastante centrado. También creo mucho hoy cuando hablo que a mis padres la situación los ha superado. Ellos tenían en su pibe a la gallina de los huevos de oro y también los superó…

¿Cuál fue tu mejor momento como futbolista, allí donde disfrutaste más?

– Bueno, donde me sentí como en mi casa fue en Brescia, Italia, donde estuve cinco años. Yo en dos años habré hecho cinco o seis viajes a Milán, nos quedábamos 20 días con mis padres, siempre todo invitado por el Milan, pero yo nunca me había quedado a vivir en Italia, y a los 17 años me voy solito y me quedo viviendo allá, en Brescia, donde me terminé formando como jugador y como persona, entonces se terminó convirtiendo en mi casa. Después, por una cosa u otra, esta decisión yo sí que no la tomé, esta y otras (aclara), si bien yo era un poco más grande, pero yo no decidí regresar al país, como regresé para jugar en Independiente, pero no por Independiente, ¿eh? El club es magnífico, es un grande, pero yo era feliz en Italia y bueno, me han impulsado a tomar esa decisión, nadie me escuchó que yo era feliz allá, regresé al país y bueno, creo que si eso no hubiese pasado yo creo que aún estaría en Brescia.

Leandro Depetris en su paso por Independiente.

Hoy estás en San Vicente… ¿Es ahí tu lugar en el mundo?

– No (responde con contundencia). No sé… yo anhelo Brescia. Yo nací en San Vicente, me crié acá, tampoco es que viví toda la vida acá porque yo a los 9 años empecé a girar por el mundo, viví 10 años en Italia, cuatro en Buenos Aires, uno en Formosa, uno en Rosario, uno en Mar del Plata, uno en Córdoba… y tengo 36 años, no 60. ¿Por qué volví a San Vicente? Porque acá están mis padres, mis hermanas, cuando iba a ser papá por primera vez nuestra intención era que mi hija naciera en Italia, pero se me término el contrato en el club en el que estaba allá, regresamos a la Argentina y estando acá no encontré club para volver a Italia, entonces mi hija terminó naciendo en Mar del Plata porque yo al no encontrar club allá, ese año jugué para Alvarado y de ahí nunca más regresé a Europa. Las cosas de la vida…

¿A qué te dedicás hoy?

Soy profe de niños del Club Atlético Brown de San Vicente, tengo el curso de técnico hecho, hace varios años que empecé con escuelita, y aparte soy profesor de Italiano, tengo 40 años que estudian italiano durante todo el año acá en San Vicente.

¿Añorás algo de tu etapa como futbolista?

¡Pero por favor, todos los días! La volvería a hacer y quisiera tener otra vez 20 años para hacer las cosas diferente y hoy con 36 años seguir estando jugando en la cancha, activo profesionalmente y no lo estoy. Todos los días extraño esa vida.

¿Qué cosa harías diferente? Una sola…

Ayudarme psicológicamente. Tener un profesional que me ayude. Si yo hubiese ayudado a mi cabecita, hoy con 36 años yo estaría jugando al fútbol profesionalmente.

En el fútbol de hoy, a estos chicos que de repente están en la cumbre y se les exige tanto y si se equivocan en una les caen severas críticas, ¿qué les dirías?

– Bueno, pasa que la Argentina es muy particular, muy difícil… Es muy difícil con el tema de los periodistas. No existe, no-exis-te, así como te digo que no hay institución como River en el mundo, tampoco existe un lugar en el mundo como Argentina que durante 24 horas cinco canales de televisión las 24 horas hablen de fútbol panelistas, periodistas, etcétera etcétera, eso no existe, es masacrante. Mirá, por ejemplo en Milán los jugadores terminan el entrenamiento, se suben al auto y se van a sus casa. No dan notas, no hablan con nadie, viven mucho más relajados. Acá es muy difícil, pero todas estas cosas hacen que el jugador argentino se haga cada vez más fuerte y después le parezca no fácil Europa, pero te sobreponés de otra manera porque todo eso lo hace muy fuerte al jugador. Y al chico que quiera jugar le diría que siempre esté cerca de la familia, que se ayude con un profesional de la psicología y que le meta siempre, otro secreto no hay. Sí es cierto que este país es una picadora, que te come, tal vez como a mí…

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