27/04/2025 07:27
Dicen los sabios que el fútbol se decide por pequeños detalles y que el resultado condiciona las crónicas. Es cierto. No existe nada más ventajista que escribir de fútbol.
El Barça se levanta este domingo con la resaca emocional y física de tener la Copa del Rey en propiedad. Son ya 32 veces que ha conquistado este título, nadie lo hizo más veces. El gol de Jules Koundé es mas que una victoria. Es una licencia de obra, la obtención del certificado de empresa.
El triunfo y la gloria derivados de la frenética noche sevillana se le está imputando a mucha gente. A Hansi Flick como arquitecto, a Joan Laporta como promotor, a Pedri como capataz, o a los Pau Cubarsí, Lamine Yamal o Fermín López, como obreros claves en la monumental obra que se está edificando en la Ciudad Condal desde que llegara un señor alemán. Ese hombre jugó 7 finales y ganó todas. Respect.
El Barça jugó, dominó y convenció en el primer acto. El Real Madrid era un zombi, un juguete roto con el que Pedri se divertía. En la segunda parte Carlo Ancelotti tocó teclas y el equipo blanco empezó a sonar y a recordar quién es y el escudo que porta. Kylian Mbappé y Aurélien Tchouaméni dan la vuelta a la final. El orgullo blanco se está imponiendo a la sinfonía culé.
El Barça de los últimos 10 años hubiera sucumbido. El golpe anímico de verse abajo hubiera sido demoledor. El club blaugrana viene de una época donde intenciones no preñan y donde al primer garabato se acababa frustrando la caligrafía y destrozando la hoja. Esto es otra cosa. El 2-2 de Ferran Torres primero, y el definitivo 3-2 de Koundé después, significan mucho más que una remontada o una final ganada. No era un partido de Liga ni una Supercopa arábiga. La victoria blaugrana en esta final es aún más importante por el gran nivel de competitividad, dignidad y orgullo que ofreció el Real Madrid.
Esta grupo humano tiene hambre, tiene automatismos, tiene entrenador, tiene dinámica de trabajo y tiene base, pero sobre todas las cosas este equipo tiene tres cosas esenciales para reinar: CARÁCTER, IDENTIDAD y FÚTBOL. La sensación es que la noche de La Cartuja puede marcar el punto de inflexión para la entidad. En fondo y forma. El Barça de Hansi Flick ya tiene su CIF obtenido.
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