El CD Tenerife se presenta, por fin, en la competición
Ayer a las 12:20 PM
No era complicado mejorar lo anterior, ya que el listón estaba muy abajo, pero el Tenerife de ayer mostró su mejor versión de toda la temporada. Por fin los blanquiazules dan muestras de formar un equipo que tiene esperanzas de pelear por la permanencia. La mano de Álvaro Cervera empieza a surtir efecto y, frente al Castellón, el equipo tinerfeño logró la tercera victoria de la temporada, primera de 2025. Una versión muy mejorada de un equipo que parecía moribundo que se vio coronada por los golazos marcados por Cantero, en el minuto 34, y por Enric Gallego, en el minuto 58.
No obstante, esa no fue la única gran noticia que se produjo ayer en el Heliodoro. Quizás la más importante se conoció antes del inicio del duelo y supuso el regreso de Aitor Sanz a los terrenos de juego. El centrocampista volvió a enfundarse la elástica tinerfeña siete meses y medio después y, con 40 años en sus botas, volvió a ser el faro del equipo. 85 minutos aguantó el capitán, quien no jugaba desde el pasado mes de mayo.
No fue la única novedad en el once inicial, ya que David entró en la banda zurda de la defensa en detrimento de Medrano. Además Sergio regresó tras sanción para formar en el eje central junto a José León. Bodiger, a quien Cervera ha reactivado y ha hecho que también muestre su mejor versión, acompañó en el eje de la medular al capitán retornado.
n la primera parte el equipo local ya gustó, y mucho, a sus aficionados. El esfuerzo y derroche físico excelso de Diarra, el interés por percutir insistentemente de Cantero, el liderazgo y la personalidad de Aitor, el desborde y la verticalidad de Waldo y Cantero y la serenidad defensiva de Sergio y de Badia cimentaron una alegría que cambia radicalmente el estado de ánimo del equipo y de la afición.
Todo el partido fue un monólogo local ante un pobre Castellón que se esperaba al Tenerife colista de toda la primera vuelta. La primera mitad fue una oda a todo aquello que no se había visto hasta ayer. Concentrados, sólidos, ganando duelos y, esta vez, sin cometer errores, los blanquiazules se merendaron a los orellut.
Cantero y Waldo fueron un constante dolor de cabeza para la zaga castellonense desde el pitido inicial. De hecho el ex del Levante avisó ya en el minuto tres con un remate que se marchó por encima del larguero. En el 22, nuevamente Cantero se acercó al 1-0 con un disparo desde media distancia que se envenenó tras tocar en un defensor. Gonzalo hizo un paradón a mano cambiada para evitar el primero de los locales. Antes de eso Badia también hizo su trabajo para evitar que el Castellón se metiera en el partido.
El Tenerife ni se inmutó y siguió a lo suyo. La más llegó superada la media hora de juego en una gran jugada de Gallego, que puso a Waldo un caramelo al área chica. Con todo a favor, el extremo no remató bien para fusilar a Gonzalo (min 32).
Pero en el 34 llegó lo inevitable. Diarra se fue por una banda, se deshizo de Alberto y de Salva Ruiz, se internó en el área y asistió a Cantero, quien lanzó un misil con la derecha al palo opuesto del meta orellut, que nada pudo hacer para evitar el 1-0 tinerfeñista. Equipo y afición explotaron de júbilo al cobrar ventaja.
El descanso no mermó a los locales, como demostraron en el minuto 50. Waldo firmó una gran jugada individual en la que, tras recorrer más de medio campo, trató de sorprender a Gonzalo, pero su disparo se fue fuera. Inexplicablemente no asistió a otros dos compañeros que le acompañaban en un claro tres contra uno.
El Castellón adelantó líneas para fortalecer su ataque, pero fue peor el remedio que la enfermedad. La velocidad de los blanquiazules desbordó a la zaga visitante. Así nació el 2-0.
Mellot recorrió todo el campo, en una carrera de 45 metros, para apoyarse en Waldo y recuperarla antes de asistir, en el segundo palo a un Gallego que se estiró con la bota por delante para marcar el definitivo 2-0.
Con dos tantos a su favor, los tinerfeños se dedicaron a contener y controlar a un inoperante Castellón. Ángel llegó a marcar el tercero de la noche, pero el tanto no subió al marcador tras un fuera de juego milimétrico.