La caída del candidato a la RFEF que Zarrías quiso colocarle al Gobierno y la limpieza del rubialismo

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El hecho de que la noticia saltara el 28 de diciembre hizo que más de uno pensara que se trataba de una inocentada. Ese día, Pablo Lozano, presidente de la Real Federación Andaluza de Fútbol (RFAF), dimitía de su cargo tan solo nueve meses después de haber sido reelegido con 149 votos de los 150 posibles y doce días más tarde de que Rafael Louzán se impusiera en las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a Salvador Gomar, a quien el andaluz permitió presentarse al darle los once avales que tenía controlados.

Aunque, como suele ser habitual en estos casos, la versión oficial se limitó a señalar los clásicos "motivos personales", efectivamente, Lozano tenía motivos muy personales más allá de su gestión de los que parece que todo el mundo era conocedor De ahí su decisión de "dar un paso al lado en beneficio del fútbol andaluz" antes de que este le obligara a darlo, pues más de un centenar de asambleístas de la RFAF habían dado su firma para someterle a una moción de censura.

Cabe recordar que previamente, el mencionado Louzán le había dejado fuera de la Junta Directiva de la RFEF, a la que Luis Rubiales le incorporó como vicepresidente, puesto en el que en abril del año pasado fue ratificado por Pedro Rocha. Junto a Lozano se marchó José Manuel Molina Maza, el granadino que ejercía como vicepresidente primero de la RFAF, además de haber sido colocado por su amigo Rubi de delegado de la Selección española absoluta, puesto en el que cobraba alrededor de 80.000 euros y del que ha sido despedido.

Kike Marín

Tal y como informamos en este diario, Pablo Lozano era el candidato que el socialista Gaspar Zarrías quiso colocarle al Gobierno de Sánchez para que presidiera la RFEF, siempre con Rubiales y su amigo Molina Maza en la sombra. Vinculado al PSOE como ex teniente de alcalde de Pozoblanco y ex secretario general de las Juventudes Socialistas de Córdoba, llegó a presidencia de la RFAF el 3 de junio de 2019, tras presionar a Eduardo Herrera para que renunciara al cargo. Ya se sabe, quien a hierro mata, a hierro muere.

Uribes no quería a Louzán, pero Gomar o Lozano eran peor

Es evidente es que el Gobierno no quería a Louzán, aunque la alternativa, ya fuera Lozano o, como finalmente sucedió, el valenciano Salvador Gomar, era mucho peor. "He intentado evitar decir nombres, pero esperemos que elijan a la mejor opción, y yo creo que esta no lo es", llegó a decir Rodríguez Uribes al ser preguntado por el gallego y su condena por prevaricación. "No quiero personalizar en nadie, ni en Louzán ni en nadie, pero si hay dudas, lo llevaremos al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD)", añadió el presidente del CSD, para una vez más amagar y no dar.

Rafael Louzán, tras ser elegido presidente de la RFEF. (AFP7)

"Espero una RFEF donde no haya problemas judiciales y sea un órgano proactivo en el que se trabaje con normalidad. Las mismas normas son para todos y esto no creo que sea un problema del sistema. Creo que se debe hacer una endogamia buena y se elijan a los mejores", sentenció Uribes para dejar constancia una vez más de lo alejado que está de la realidad del deporte español, y concretamente del fútbol, ya sea por desconocimiento o dejadez.

Louzán saca la escoba en Las Rozas

Sin Lozano en Andalucía y, quién sabe, si también sin Gomar en la Comunidad Valenciana tras su fracasado intento por derrotar a Louzán, el gallego ha iniciado una limpia en la RFEF con los despidos, ya sea por decisiones disciplinarias o alegando pérdida de confianza, de numerosos miembros del rubialismo. Desde Jorge Mowinckel, director del departamento de Internacional, y su colaborador Carlos Nadal, a los miembros del Comité del Mundial 2030 Fernando Sanz, Chema Timón y Elvira Andrés.

La misma suerte han corrido Pep Sansó, director de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol. Su segundo, Israel López. El histórico seleccionador de fútbol sala Venancio López, que estaba en la escuela de formación. Tito Blanco, director interino de cantera. Vicente Engonga, directivo delegado. José Antonio Culebras, tutor académico de las categorías inferiores. Y José León, integrante del equipo de utilleros de la Selección. Sin olvidar al mencionado Molina Maza.

Por último, aunque todo indica que Louzán seguirá con la escoba, también han sido despedidas Elena Borroni, del departamento de patrocinios y marketing, y Joana Soares, del grupo de Estrategia y Relaciones Internacionales, pareja de otro de los trabajadores de la RFEF que se fueron a la calle el año pasado, Pablo García Cuervo, director de comunicación en los infames tiempos de Rubiales.

Kike Marín

Filtraciones como que el nuevo presidente solicitó una tarjeta de crédito con 50.000 euros de límite, cuando resulta que fue el director financiero de la RFEF quien le dijo que la tenía a su disposición porque era lo habitual, demuestran que Louzán aún tiene al enemigo en casa. De momento, el gallego tiene al próximo 5 de febrero, día en el que el Tribunal Supremo acogerá la vista del recurso de casación interpuesto ante su condena por prevaricación, para seguir extirpando el rubialismo.

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