Rayo 2-1 Osasuna: "Con el corazón todo se puede"
04/20/2024 11:04 AM
El Rayo Vallecano de Iñigo Pérez venció a Osasuna gracias a dos golazos de Pep Chavarría e Isi. Los de Vallecas logran sumar cuatro partidos consecutivos sin perder y por primera vez vencieron dando la vuelta al marcador.
Iñigo repetía el mismo once que empató el fin de semana pasado en este mismo escenario ante el Getafe. Los mismos once jugadores para buscar tres puntos que dejasen la permanencia a punto. Vallecas además volvió a llenarse y se colgó de nuevo el cartel de "No hay billetes". Todo vendido para un partido que siempre es una fiesta entre dos aficiones hermanadas, de hecho, en más de un lance del encuentro los hinchas rojillos cantaron eso de "Presa vete ya".
El encuentro comenzó con un Rayo seguro, tocando, raseando y buscando la meta de Sergio Herrera. Pero el primer susto se lo llevó Dimitrievski. Un pase en profundidad era controlado por Rubén García dentro del área, que de plantaba delante del meta macedonio, en un mano a mano que sorprendió tanto que ni el propio delantero acertó a marcar. Dimi se le echó encima rápido y el delantero raseaba el esférico por el flanco izquierdo de la meta local, rozando el palo. Primer susto grave y primer amago de romper el poderoso récord de imbatibilidad de Dimitrievski.
El partido tenía un guión especial para Catena. El 5 volvía a Vallecas como suplente, pero la lesión de David García en el minuto 18 obligó a Arrasate a meter al de Móstoles. Partido especial sin duda para él, que jugaba por primera vez en la que fue su casa tras marchar el pasado verano.
El Rayo iba de menos a más, dominando el encuentro, teniendo el control y la proyección ofensiva, pero otro partido más sin llegar a tener acierto, y en este caso, prácticamente huérfano de ocasiones de gol.
Y al final, ante un equipo rocoso, que sabe a lo que juega, si le perdonas, lo pagas. Así fue como Osasuna lograba adelantarse en el marcador. Un balón que le llegaba a Moi Gómez en la frontal del área, el extremo controlaba y golpeaba raso, pegado a la cepa derecha de la meta de Dimitrievski. El balón entraba mansamente tocando la red. Minuto 28 y 0-1. Fin al récord de imbatibilidad de Dimi. Ahora sí.
Pero a pesar del jarro de agua fría, el guión del encuentro no cambió. El Rayo seguía con el balón, aunque de manera estéril, y Osasuna, ahora mucho más cómodo, a defenderse y buscar la contra. Eso sí, los franjirrojos fueron perdiendo efervescencia, como ese refresco con gas que queda abierto en la nevera y lo sacas semanas después. Así se llegó al descanso, con un Rayo que no conseguía volver a tener las buenas sensaciones del comienzo del choque. Una sensación que se viene repitiendo en los últimos partidos como local: el equipo arranca enchufado, metiendo presión al rival, pero que va perdiendo fe conforme avanza el crono. Y más si se pone por detrás en el marcador.
La segunda mitad comenzó con un Rayo más decidido, y con un cambio: Pathe Ciss entraba sustituyendo al capitán Óscar Valentín. Pero esa decisión inicial, era otro espejismo más. Por momentos, no se veía ni Valentía, ni Coraje ni Nobleza. Salió RdT por Camello, en busca de ese "punch" que no había tenido el que fue delantero titular. También en la recta final Iñigo López metía más carga con Falcao y Bebé para los últimos 15 minutos de partido. Pero nada de nada. El cuadro de Arrasate se veía cómodo, y el Rayo era incapaz de tejer peligro hacía la meta de Sergio Herrera. Parecía que en este último tramo de partido solo quedaba apelar al corazón.
Y así fue como llegó el empate. Un córner botado por Bebé era repelido por la zaga local, el balón caía mansamente en el borde del área para que llegara Pep Chavarría y pegase un potente zurdazo que fue golpeado por toda la grada, que veía con seguridad el hueco por el que iba a entrar el balón. Empate a falta de 10 minutos.
Vallecas rugía, quería más y el corazón estaba ahí. No podía ser de otra manera. Con corazón todo se puede. Y así llegó el zapatazo de Isi Palazón desde la frontal para poner el 2-1 y darle la vuelta al marcador a falta de cinco minutos para el final. El corazón de Vallecas para abrazar la permanencia.